El universal detective destaca por su inteligencia extraordinaria y su hábil uso de la observación. ¿Alguna vez te habías planteado cómo piensa Sherlock Holmes? Se trata del razonamiento deductivo. ¡Y existe! ¿Se corresponde más con talento que con aprendizaje? ¿Cuestión de aptitud o actitud? ¿Nos encontramos ante ficción o es posible llegar a deducir tal y cómo piensa Sherlock Holmes?
El razonamiento deductivo
El razonamiento deductivo (un subtipo del método científico) parte de unas premisas sobre las que va formulando las hipótesis para llegar a la conclusión. Nada queda sujeto al azar, por lo que hay que recopilar el mayor número de datos sobre el hecho en cuestión, ya que la falta de información nos puede llevar a una conclusión errónea.
Paradójicamente el método deductivo realmente es sencillo y simple. Quizá no queramos ser detectives, pero Holmes nos puede llevar a un pensamiento más claro y un conocimiento del entorno más profundo que pueda facilitarnos la vida.
Los dos modelos de pensamiento existentes
Según la psicóloga Maria Konnikova, existen dos modelos de pensamiento humano que, a su vez, son opuestos. Uno se identifica pensando como Sherlock Holmes y otro como Watson, cuyo cerebro es torpe, impreciso y convencional. La mayoría de nuestros juicios se mecanizan a través de un sistema rápido, intuitivo y reactivo que no exige ni esfuerzo ni pensamiento consciente y actúa de forma automática. Esto es más cómodo pero más proclive a la distorsión y al error (lo que se denomina sesgo cognitivo en psicología).
Por ello, Holmes primera observa, superando la tendencia natural de nuestra materia gris de ir en contra de la observación, pues es un proceso más lento, riguroso y costoso, y el cerebro prefiere entrar en acción en situaciones excepcionales. Así es cómo piensa Sherlock Holmes. Este examen preciso y sistemático de los sucesos finaliza en un resultado preciso, brillante y visionario, no sin el peaje de un gran esfuerzo por parte del consciente.
¿Cómo piensa Sherlock Holmes?
Frente a una situación aparentemente irresoluble, el razonamiento deductivo de Sherlock Holmes concluye en evidencias. Nada se saca de la manga. No hay nada nuevo bajo el solen la investigación. Para ello es necesario dedicar tiempo a codificar los recuerdos correctamente, pues son estos el material que usa el cerebro para formar los pensamientos, nuestras preferencias y decisiones.
¿De qué sirven los datos si no los sabemos recuperar o están mal almacenados? Aprender a ser selectivo y filtrar los instintos del cerebro en vez de dejar que “todo pase” se fundamenta en desactivar la pasividad natural del cerebro para comportarse como una esponja sin criterio y alejar el riesgo de quedar sepultados bajo la avalancha de información inútil que recibimos a través de tantos impactos cada día.
Focalizar: el principio del mindfulness
Con entrenamiento y una estrategia podemos reprogramar nuestro cerebro para potenciar el pensamiento holmesiano y arrinconar los hábitos perezosos, ingenuos y automáticos de Watson. El primer paso para pensar como el detective es observar, que es tener los sentidos activados y estar atentos.
Cuando nos vemos obligados a atender a varias cosas a la vez, rendimos peor en todas ellas, la memoria se resiente y nuestro bienestar general también (nos estresamos). Por eso, es necesario volver a encauzar la atención, la llave de paso al estilo de pensamiento lógico o la cerradura que lo impida.
Cualquiera de nosotros, con autoconciencia y práctica de la atención plena (mindfulness), puede mejorar la percepción y resolver problemas más difíciles. También ayuda a desarrollar la creatividad, nuestra loca genialidad. Nuestra atención es normalmente parcial. Esto es que hay que trabajar el control consciente sobre ella para mejorar de forma proporcional nuestro rendimiento mental. Y así seremos capaces de razonas de la misma manera a cómo piensa Sherlock Holmes.
Observar y deducir requieren un tiempo. También una dedicación que no está de moda. Pero el cerebro es plástico y es posible entrenar la mente. ¿Cómo? Es indispensable tener motivación. Si Sherlock Holmes hubiera nacido en nuestro siglo, nos animaría a salir del círculo de confort mental. Hay que interaccionar a otro nivel más pausado y nítido con el mundo.
La mente serena es la más poderosa. ¡Ohm! ¿Elemental o no, querido lector? Si quieres saber más sobre la novela policíaca, no te pierdas nuestro artículo sobre los detectives de la gran Agatha Christie.
Un comentario
¡Muchas gracias por tan excelente redacción e investigación! Sin duda un gran aporte de conocimiento, conciso, comprensible, ¡infinitas gracias!